En el piso de abajo
Margaret Powell
Visitando el blog "Las Inquilinas de Netherfield" nos encontramos con la reseña y recomendación de este libro que llamó poderosamente nuestra atención, por varias cosas que contaré.
Para comenzar, relata las memorias de una cocinera inglesa de los años veinte. Ya estaba medianamente entusiasmada cuando leí uno de los comentarios hechos por la autora, donde decía que las hacían planchar los cordones de los zapatos, y me ganó totalmente.
La voy a reseñar usando varias veces los dichos de la autora para que se den cabal cuenta de lo bueno que es.
"Nací en Hove en 1907, ....todos los domingos por la mañana mi padre nos traía una revista de historietas y una bolsa de golosinas...."
El padre fue pintor y empapelador, pero ante la falta de trabajo se dedicaba a cualquier tarea que se presentara, se le daba todo relativamente bien, era electricista, o arreglaba desperfectos en maquinas, mientras que su madre limpiaba casas
Jamás tuvieron casa propia, alquilaban y se mudaban , depende el dinero había dos piezas para la familia o una sola, había que arreglarse.Tampoco se cuestionaban el no tener más chicos, ya fuera por la escasez de alimento que significa otra boca que alimentar, tal vez fuera una cuestión de religiosidad o deber cristiano.
El cine era un entretenimiento muy especial que constaba de una película principal y luego venia el serial, y en las semanas que no había dinero te quedabas con las dudas hasta la próxima semana.
"... La de veces que me quede en la puerta esperando que salga un amigo y nos cuente la continuación..."
Cuenta sobre los juegos de niños, como la comba, cuerda extendida de vereda a vereda sacada de algún andamio. La rayuela, o el de los botones en el que se dibujaba un cuadradr o se debía colocar el botón lanzado y quitar así el del compañero.
"...mi madre tenia pavor cuando llegaba el otoño y los juegos de los botones...sus preciados y caros botones..."
A los trece años recibe una beca y ella desea ser profesora pero debe rechazarla dada la difícil situación y que necesitaría libros, papel y ropas. Además tenían el agravante de haber sido su padre convocado al frente en 1916.
Al cumplir los quince años su madre le dice que deberá servir en casas:
"... dado que no te gusta coser,solo hay un sitio donde ir, seras pinche de cocina, si fueras camarera deberías coser los manteles, si fueras niñera la ropa de los niños y si fueras doncella coserías las sabanas..."
La larga fila de campanas indicaba de que sector llamaban, así como un sistema acústico de tubos.
"al principio esas campanas me ponían muy nerviosas, había que corre rápido y comunicar, luego termine entendiéndolas y no hubo nadie que corriera mas rapido..."
A veces enojada por la diferencias, por las humillaciones, por el egoísmo de los patrones y lo irónico de las situaciones, en otras el humor negro , se destacan en su lectura y en todas partes y situaciones prima el deseo de superación y crecer, aprovechando el que sabe leer, cuestión harto difícil en esa época, sacar provecho de los libros, que la acercarán a ese cambio y le ampliarán las miras.
"....Yo no podía dejar de pensar en mis padres con unas tostadas, y aquí se tiraba tanta comida, y la que iba arriba para ellos que no trabajaban y no tenían desgastes ni esfuerzos físicos..."
",,, si el alojamiento que recibimos en las buhardillas donde nos morimos de frío o calor abrasador, la comida es escasa y los permisos son pocos, ¡¿Como pensar que los pagos eran justos!?"
"... nunca, jamás me entregues nada con las manos desnudas, usa siempre una bandeja de plata, nada directo de tus manos..."
Humillación suprema si las hay, fue este comentario para nuestra autora que en el momento de escribir lo recordaba aún ardiendo de rabia ante semejante bajeza.
Pasemos un poco al humor negro, por ejemplo:
A los señores les preocupaba tu vida moral, si te dolía la panza o espalda, si estaban enfermos o tristes, no importaban, pero todo lo relativo a la moral y el ir a misa los domingos era de suma importancia para ellos.
Se debía ser conscientes de un Dios en el cielo y agradecer el trabajo, techo y comida y a sus señores., que era disposición del señor el lugar que les tocaba en suerte.
"... ahora demos gracias al señor por lo recibido, a lo que yo hubiera agregado que los ricos tardarían mucho más en agradecer que en mi caso..."
"... ¡¿ se imaginan chicas de dieciséis años , hoy en dia, cohibiéndose a la hora de decrlie algo? darían vuelta entera y dirian: ¡a la mierda...! y nosotras, en cambio, callábamos lo que viniera..."
"... Siempre los llamábamos ELLOS, eran el enemigo, nos hacían trabajar, en exceso, pagaban poco y para ELLOS éramos una raza aparte..."
"...Lo único que a mi y a la gente joven nos hacia ir por el buen camino era la ignorancia y el miedo, la ignorancia sobre como evitar el embarazo y el miedo a enfermarte, nos habían enseñado que el sólo ir de la mano de un joven servía para contagiarte algo venéreo..."
Lo más importante para la autora, cuenta era conseguir un marido y abandonar esa vida, formar una familia y criar y cuidar tus chicos, tu gente, cuestión bastante difícil por las pocas salidas que tenían y que varios muchachos las despreciaban por ser criadas.
"...cuando dejé el servicio doméstico, me llevé dos cosas, conocimientos para servir una mesa de siete platos y un enorme complejo de inferioridad. ninguna de las dos me sirvió de nada..."
Nos divertimos mucho leyendo las miles de anécdotas, como cuando llegan a la casa y encuentran al mayordomo borracho y vestido con las ropas del reverendo,o una costumbre muy particular de un dueño de casa, que hacía subir a las criadas cuando ya estaban en bata y bigudies y acariciaba los bigudies, nada más. sólo eso, que perversión mas extraña!!
Y con las recetas de cocina, hemos rallado rábanos, cebollas, aprendimos a picar la carne,cosa muy difícil por era a mano el picador o cortar las papas fritas tan finitas que se debía ver a atrás luz y luego que no se quemaran.
O las descomunales medidas que usaban como los tarros de mermeladas que sacaban con un cucharón de largo mango, o la manteca que se compraba en los llamadas "vejigas"-
Con el tiempo veremos que se logra casar, tener chicos y se dedicara a trabajar cocinando "part-time", ya para los años 40 había cambiado totalmente el servicio doméstico y sólo se disponía de una persona para el servicio y muchos habían perdido sus posesiones.
Se dió el gusto de estudiar filosofía, historia, y literatura sólo para tener de qué hablar con sus hijos universitarios.
"... esas semillas están en ti, no importa que tardes, veinte o treinta años siempre puedes volver y hacer lo que quieres...."En 1968 publicó este libro siendo de inspiracion a para series como Downton Abbey y los de Arriba y los de abajo.
Maravilloso relato autobiográfico con el que hemos disfrutado mucho,y en ciertos momentos hemos sentido asombro e incredulidad ante los que se creen superiores. Somos muy adeptas a las series de época, en estos momentos miramos Grand Hotel y esta lectura nos la recuerda mucho también.
Un excelente y exhaustivo retrato, muy vívido, sincera, valiente y sobrecogedora sorprende la honestidad, el sarcasmo y la brutal impunidad de una época y una clase social, es decir , de dos clases las muy altas y las muy bajas con sus penurias, tristezas y alegrías.
Una mención especial, para el Búho Mayor que me ayuda en la búsqueda de los textos y al que no dejo en paz hasta hallarlos., también colabora mucho con la inserción de imágenes, todo un gran colaborador!
Gracias por leer y afectuosos saludosbúhos!!!