El gabinete de las Bronte
Deborah Lutz
"Este mes de octubre había sido especialmente lluvioso y las gotas golpeaban las ventanas de su casa de Haworth, en la cocina de leña la turba mantenía a raya la humedad.
Charlotte con trece años confeccionaba un diminuto librito con el material que tenia a mano, del tamaño de una caja de fósforos"
Los objetos que ha seleccionado Deborah Lutz son piezas de la vida de estas famosas autoras, cartas, costureros, mascotas, libros, y varias cosas de su hacer cotidiano que nos permite imaginarnos mejor la vida que llevaban y lo que sentían.
Conocer sus costumbres, y muchos detalles de las personalidades de cada una, así como sus gustos permitiéndonos un acercamiento a su mundo.
Comenzamos leyendo sobre los diminutos libros que fabricaron y escribieron.
En esos tiempos los libros eran muy caros, entonces los hermanos usaban recortes de papeles, márgenes de libros, recetas de cocina, facturas, boletos,recibos, propagandas, cartón, cartas viejas, todo pequeño trozo de papel era codiciado y reutilizado de mil maneras distintas.
La lectura era una forma de evasión, de aislarse, de crearse mundos fantásticos pero tambien leían mucho en voz alta para ellas mismas, y debatían sobre lo escrito., dando sus opiniones.
Las fantasías se originaban alrededor del fuego, donde el clima inclemente azotaba con grandes nevadas e importantes tormentas, y los relatos infantiles se inspiraban en elementos de la vida cotidiana, un juguete, una planta, la cama, el fuego todo se convertía en un objeto vio y capaz de grandes hazañas o convertidos en importantes personajes.
Todo eso se trasladaba a sus libritos. Se estima que se produjeron alrededor de un centenar de ellos, otros muchos han desaparecido y algunos se los destruyeron. Su caligrafía era tan diminuta que a los adultos se les hacia difícil de leer.
Todos los hermanos reutilizaban los libros como cuadernos y diarios, no solo se escribió en los volúmenes, sino que se ocultaban en su interior, souvenirs, flores, helechos, puntillas, cintas, cualquier cosa que le recordara algo o fuera importante.
No se acostumbraba a tirar papel en las casas de principios del siglo XIX y este cumplida diversos usos domesticas. Su costo se debía sobre todo a su composición a base de elementos reciclados, como los trapos viejos, antes que se comercializara la pulpa de papel. Reciclaban y utilizaban el papel del correo, que envolvía los paquetes, unidos con lana de color marrón, la cubierta de (Albion y Martina) una historia de Charlotte puede apreciarse en su cubierta la etiqueta de sales purificadoras, con el nombre y dirección del farmacéutico.
También rescataban el papel del envoltorio del azúcar, usaban todo lo que se les ocurrirá, las mismas prendas de vestir acababan siendo material de lecturas en esa época. Las cartas era considerado casi un acto intimo, la caligrafía y el autógrafo trasmitían la personalidad del autor, puede que incluso un pedazo de su alma.
Las cartas tenían mucha importancia como objetos materiales y se las consideraban como que poseían una parte espiritual dl yo. La letra revela el carácter del autor, y las emociones de ese momento.
Como se debía pagar el franqueo, se deseaba que la carta fuera interesante para que el gasto mereciera la pena. Teniendo en cuenta lo gravoso y preciado que era el correo oficial, surgieron métodos para burlarlo,
"Pasar cartas de contrabando en el interior de los periódicos doblados, que se enviaban por correo gratuito, era una. El servicio de correos se encontraba con alijos de tabacos, cuellos de camisas, guantes, patrones de costuras, pañuelos, algas, sermones y medias. Los sellos también servían como monedas, eran fáciles de enviar y podían ser canjeados en cualquier oficina postal Charlotte los utilizaba a menudo para pagar deudas..."
Como las costura era prioritaria para la educación femenina, se hacian dibujos y también letras y frases enteras. Las mujeres pasaban mucho tiempo entre ellas, juntas cosiendo y a veces para matizar el rato una de ellas leía o relataba alguna supuesta aventura o una maravillosa historia.
Al igual que la ropa, los costureros reflejaban la condición y el status de la mujer. Cada hermana tenia su costurero, podían ser de palisandro con incrustaciones de madreperlas y se consideraban su espacio privado e intimo. Se podían cerrar con llave porque guardaban toda clase de objetos de valor.
Los alfileteros también eran muy apreciados, en variados tamaños y formas, se regalaban a las amigas junto con un bordado o dibujo personalizándolos.
Otro capitulo habla sobre los escritorios portátiles, allí no solo guardaban sus escritos, sino lo que deseaban esconder de los ojos de los demás, cartas, guijarros, botones, plumas, joyas, guardapelos, cintas, mil y un cosas que consideraran de valor personal, muchos de ellos eran tan pequeños como cajas de zapatos, con muchos compartimentos.
Otro de los capítulos habla sobre los álbumes y colecciones de helechos, a los que eran tan afectos los victorianos.
La locura por los helechos provoco que casi se extinguieran, y llego a aprobar leyes a favor de los pobres helechos.
Se los prensaban, se hacían cuadritos, los coleccionaban en albúmenes, tarjetas de cumpleaños y postales, era un motivo muy recurrente en decoración, en vajillas, cristalerías, cortinas y papel pintado, en costuras y encajes. Se los consideraban románticos, en grado sumo y evocaban los cuentos de hadas, como si fueran portales a lugares mágicos.
Cuando iba una visita, era común el sentarse e ir pasándolas hojas de dichos álbumes con fotos, o dibujos, o cualquier cosa considerara una reliquia y a la vez que se narraba su procedencia se podia aderezar con recuerdos e historias vividas.
También la joyería llamada hairwork, que se mezclaba el pelo trenzado y cintas o joyas como amatistas, formando pulseras, o colgantes , era muy usada. Para los victorianos el cabello de un ser amado, representaba una conexión con el cielo y una promesa de inmortalidad.
Los victorianos querian impregnarse de el ambiente de sus autores favoritos, buscaban trofeos así que cuando podían compraban las pertenencias, o algo que hubiera tocado o conservado ese famoso, como fue el bastidor de la ventana de Charlotte, o paneles de madera de la vicaria, o ramas de brezos de los paramos, astillas de madera de una ventana, algun guijarro , tazas de latón, o cualquier detalle que le recordaran el lugar o la visita hecha.
Bueno, si por mi fuera seguiría contando millones de cosas, porque cuenta sobre muchas cosas vividas por las autoras, como cuando escribían y sus vicisitudes para editar sus libros, o sobre sus últimos momentos, o el dolor de cada uno de ellos al partir un miembro de la familia, que me encantaron de esta lectura, pero deseo que sean ustedes mismos quienes las descubran y disfruten.
Hasta la próxima entrada, un enorme abrazobuho y gracias por leerme!!!!!!!!!!!!!