jueves, 31 de diciembre de 2015

Sabores con Historia



"Todos los años,desde principios de diciembre hasta mediados de enero, mi vida está llena de ocupaciones de todo tipo: (…) visitas de 'vecinos' e intercambio de pequeños regalos, por lo general alimenticios (galletas, panecillos y confituras hechas en casa)…Es también la época en que yo ejerzo mi modesto talento de panadera,confeccionando bollos con pasas o con semillas de cardamomo, y roscones de Reyes. De antemano sé que en ese período no queda prácticamente espacio para el trabajo literario, pero también significa algo el poder celebrar lo mejor posible los ritos de estas fiestas." revela la carta escrita por Marguerite Yourcenar a Jeanne Carayon en 1976, y no podemos dejar de regodearnos imaginando una taza de café llevada a los labios, haciendo tiempo a que los bollos recién salidos del horno se enfríen para probar bocado mientras admiramos la calidez de nuestro hogar que nos resguarda del frío invernal que hay puertas afuera.


Porque sí, Marguerite Yourcenar además de ser una poetisa, novelista y traductora, gustaba de estar en su cocina y agasajar a sus invitados con sus propias creaciones como cualquier ama de casa, recortando rigurosamente cada receta que le gustase de diarios y revistas y haciendo su propio inventario manuscrito y a máquina, utilizando para sus platos vegetarianos grandes cantidades de hierbas aromáticas que cultivaba ella misma en su jardín de Petite Plaisance,en su hogar de Estados Unidos.
 
 Michele Sarde y Sonia Montecino nos dejan echar un vistazo en aquella faceta tan íntima y femenina de una escritora que por momentos abandonaba la pluma para dedicarse a preparar platillos que nos remontan a su infancia, juventud y madurez, cada uno exótico, traído de sus viajes, recordándonos su tierra natal y su herencia ancestral belga; entregandonos un cuidadoso recorrido biográfico por su vida, acompañado por fotos,documentos y recetas que la propia Yourcenar guardaba recelosa. Una de las autoras nos cuentan: << Yourcenar acababa de morir. Yo trabajaba en la biblioteca de Harvard examinando las cajas de archivos que ella  había enviado ahí poco tiempo antes.Era una gran mezcla de cosas: Fotos, documentos, recortes de diarios,cartas,calendarios,documentos de identidad. De pronto vi aquellas recetas de cocina,acompañadas de listas de especias y hierbas del jardín en una carpeta con la etiqueta ‘Casa y Jardin’.En un parpadear,mi imagen de la autora de memorias de Adriano se transformaba… se feminizaba y se humanizaba a la vez.

Todo esto se esconde en el libro "La mano de Marguerite Yourcenar. Cocina, escritura y biografía. Cuaderno de recetas" en el que damos una vuelta por la vida de Marguerite, aprendemos a hacer sus delicias y también observamos el lado histórico y cultural que cada una alberga, elegida de una forma u otra por una escritora que reflejaba sus vivencias y recuerdos en cada elaboración, para después revivirlas sirviendo sus comidas en el jardín bajo los árboles.
Habrá que correr a comprarlo en cuanto esté a la venta, pero por el momento, esperemos con un pedacito de pan casero igual al que hacía en su cocina mientras leemos uno de sus poemas




Escritos al dorso de dos cartas postales

Una sirena llora
La salida de un barco
Sobre el agua que borra.

Yo sufro la ausencia
Y el espacio duro;
La pena es un muro.

La ruta es una trampa:
Ni trenes, ni navío;
El viaje está vacío.

. . . . .

Reflejo, que tu lanza
Traspase la distancia
Y pegue con dulzor.

(La miel de las heridas
Embalsama el amor).

1934

Versión traducida por Silvia Barón-Supervielle



Pan francés esponjoso y liviano

1 paquete de levadura seca, 
1 ½ taza de agua bien temperada (110 a 115º F), 
3 cucharadas de materia grasa,
1 ½ cucharaditas de sal,
4 tazas de harina "Gold Medal".

En un bol para mezclar, disolver la levadura en agua bien temperada. Agregar la materia grasa y la sal. Incorporar la harina en dos partes, primero con una cuchara y luego con la mano, hasta que la mezcla sea fácil de manejar. Llevar a una superficie enharinada y cubrir. Dejar descansar 10 minutos. Amasar hasta que la masa tenga una consistencia suave y elástica. Formar una bola, poner en un bol engrasado y cubrir con un paño. Dejar levar en un lugar tibio (85º F) hasta doblar su volumen, 1 ½ a dos horas. Quitar el gas y dejar leudar nuevamente hasta doblar su volumen, 45 minutos. Volver a quitar el gas, cubrir, dejar descansar 10 minutos. Enrollar en un molde rectangular, de 15 x 10 pulgadas. Enrollar bien apretado y sellar los bordes. Con las manos enrollar los bordes hasta formar una punta. Poner sobre una bandeja de horno engrasada. Hacer cortes largos sobre la superficie, separados por dos pulgadas. Dejar leudar, sin cubrir, por una hora. Calentar el horno a 375º F (modo rápido). Poner una olla con agua en la rejilla superior del horno, durante 30 minutos antes de hornear. Pincelar con agua. Hornear 20 minutos. Pincelar con una mezcla de clara de huevo batida con dos cucharaditas de agua. Colocar nuevamente en el horno y hornear por 45 minutos o más.




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