Una anciana señora de 98 años recibe la visita de una directora de cine que quiere escribir sobre el suicidio de un poeta donde ella fuera la doncella.
La anciana en su mente convocara a seres fantasmales que cobraran vida a los ojos de la cineasta sacando brillo a los metales y descorriendo velos que cubren muebles.
Todo el esplendor de la época y costumbres serán aditivos a la suculenta narración de la autora. Hermosas fiestas, y mucho glamour, desigualdades sociales e injusticias pueblan esta novela.
La protagonista, Grace, ama las historias de detectives, Doyle y su Holmes y Agatha Christie son varias veces incluidos.
Es imposible no querer visitar aquella casa con esos inmensos jardines descriptos por la autora, que una vez más nos cautiva con su escritura.
La portada del libro es preciosa, en todas sus variedades
Y escuchamos que la novela guarda un gran parecido con la serie Downton Abbey, aunque por el momento no sabemos nada, habrá que probar, por lo que vimos tiene muy buena pinta
El libro y la tarde lluviosa nos da ganas de tomar un té ingles lleno de masitas, y por qué no recabar un poco de información al respecto.
La hora del té es una costumbre tradicional británica en la
que las personas de alta sociedad tomaban el te a las 4 de la tarde,
obviamente, enviando una invitación “Informal” con un par de días de antelación
que no podía ser rechazada o generaría un escándalo.
Si era servido a las 4 se consideraba un low tea, por lo que
los acompañamientos eran rebanadas de pan, masitas ligeras y pasteles.
Si se servía de las 5 en adelante se le llamaba un high tea,
y se acompañaba con comidas más consistentes, carnes,frutas y otros dulces.
Los refrigerios solían constar de mermeladas y rodajas de
pan muy finas, conservas, sándwiches pequeños, bocadillos de huevo y sardinas,
chocolate, ocasionalmente helados, bizcochos, scones y fruta fresca. Además del
té era normal que se pudiera tomar ponche, limonada y café.
En una de las mesas se colocaba pequeños platos de porcelana
fina con limones en rodajas, que estrictamente no debían ser cortados, ya que
se consideraría una vulgaridad.
A pesar de tantas delicias parece ser que de no haber una
absoluta confianza con la anfitriona era necesario usar guantes, por lo que las
damas preferían no comer nada.
Al contrario de lo que usualmente imaginamos, hermosas teteras de
porcelana, las mejores eran las de metal porque conservaban mejor el calor,
aunque eso si, siempre debían estar relucientes.
La ceremonia no duraría más de 45 minutos, y era esencial
que las invitadas enviaran una nota de agradecimiento durante la semana.
Sin ser religiosa
puede ser llevada a cabo por sacerdotes o monjes en templos budistas en
muestras de refinamiento y cortesía.
Se manifiestan cuatro pilares de
sabiduría,armonía,pureza, respeto, calma y tranquilidad. Sentarse a tomar el te es entrar en un ámbito
de no prisa,celebrar la vida con tranquilidad,
y el amor… celebrar. Invitándonos
a la paz y a vivir.
¡Hola!
ResponderBorrartengo ganas de leer el libro :P
Espero que pases un buen día, Un beso :).